lunes, 9 de febrero de 2009

MARIA SANTISIMA DE LA VICTORIA

María Santísima de la Victoria. Esta obra, realizada en talla policromada ha nacido de las primorosas manos del pintor imaginero y restaurador D. Bartolomé Alvarado, ante la insistente solicitud de los Hermanos de nuestra Hermandad, accedió con ilusión, y gran esfuerzo personal, a realizar la talla de María Santísima de la Victoria, quien velará a nuestro titular.




ORACION




Oh Virgen María Santísima de la Victoria, concédeme que así como tú, por tus dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como reina gloriosa de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Cristo. Concédeme, oh María Santísima de la Victoria, vivir en la cruz con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria. Por la señal… Señor mío Jesucristo… ORACIÓN INICIAL Oh María Santísima de la Victoria, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, Santísimo Cristo de los Mártires a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas. Descargar versión para imprimir tríptico con MS Word (dolores2.zip, 69 KB). » Más información Rezar la oración del día correspondiente: DÍAS 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9

DÍA PRIMERO

Oh María Santísima de la Victoria, siendo tú árbol florido y fructuoso, fuiste tan afligida, y yo árbol seco e inútil, quiero vivir regalado y soy impaciente de toda molestia y adversidad. Te ruego me concedas espíritu de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a ti y a tu amado Hijo, crucificado por mí. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA SEGUNDO

Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor que sufriste cuando el anciano Simeón te profetizó las contradicciones con que el mundo había de perseguir a tu Hijo, te suplico no permitas que yo me encuentre entre los mundanos enemigos de tu Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina y la reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas, para que sea también de aquellos a quienes Él será resurrección y vida. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA TERCERO

Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos vida, líbrame de toda ambición y soberbia y haz que, en vez de arrojar de mi lado a tu Hijo, le llame a mi, y, pospuestos todos mis intereses, le haga reinar sobre mi, siendo yo su vasallo fiel y obediente, para reinar con él en la gloria. Terminar con la oración final para todos los días. __________


DÍA CUARTO


Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole, te suplico que nunca yo le pierda por el pecado y que, si le pierdo, le busque con arrepentimiento, y buscándole, le halle con la sincera confesión en el templo y le conserve con verdadera religión. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA QUINTO

Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor que tuviste cuando por
la calle de la Amargura acompañaste a tu Hijo hasta el Calvario, haz que yo también le acompañe, llevando la cruz que su providencia me ha dado, con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas las molestias que vengan de mis prójimos. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA SEXTO

Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor que tuviste cuando viste al Santísimo Cristo de los Mártires clavado en la cruz, concédeme que yo me aproveche de los frutos de su pasión, que sea un cristiano verdadero, crucificado con Cristo, y que considere como una honra el padecer y sufrir algo por ser cristiano y practicar las virtudes cristianas. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA SÉPTIMO

Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor que sufriste al recibir a tu Hijo muerto y bajado de la cruz, te suplico me alcances el perdón de mis culpas, que fueron la causa de su muerte, y que sus heridas se graben profundamente en mi memoria y mi corazón, como testimonio de su amor, para que le ame hasta la muerte. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA OCTAVO

Oh María Santísima de la Victoria, por el dolor con que acompañaste a tu Hijo a la sepultura y allí le dejaste sepultado, concédeme que yo muera con los auxilios de la religión y sea sepultado entre los fieles cristianos con Cristo, para que, en el día del juicio, merezca resucitar con los verdaderos cristianos y ser llevado a la derecha de Cristo. Terminar con la oración final para todos los días. __________

DÍA NOVENO

Oh María Santísima de la Victoria, concédeme que así como tú, por tus dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como reina gloriosa de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Cristo. Concédeme, oh María Santísima de la Victoria, vivir en la cruz con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria. Terminar con la oración final para todos los días.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.


Acuérdate, María Santísima de la Victoria, cuando estés en la presencia del Señor, de hablar en favor nuestro y que aparte su indignación de nosotros. Oh María Santísima de la Victoria, hazme esta gracia: fija en mi corazón con eficacia las llagas de Jesús crucificado. Haz que el Santísimo Cristo de los Mártires en mí lleve la muerte, que participe su pasión y suerte y medite en sus llagas apenado. Para que no arda en los eternos fuegos, defiéndeme tú, oh María Santísima de la Victoria, con tus ruegos, en el día del juicio. Y tú, oh Santísimo Cristo de los Mártires, al salir yo de esta vida, por tu Madre querida, haz que llegue a la palma de victoria. Cuando mi cuerpo muera, haz que mi alma adquiera del paraíso la gloria. Rezar tres avemarías. Ruega por nosotros, María Santísima de la Victoria, que estuviste constantemente junto a la cruz del Santísimo Cristo de los Mártires. Nuestra Señora Reina de los Mártires, ruega por nosotros. Oremos.-Te rogamos, Señor nuestro Jesucristo, que interceda ante tu clemencia la bienaventurada María Santísima de la Victoria tu Madre, cuya alma atravesó la espada de dolor en la hora de tu Pasión. Lo pedimos por ti, oh Santísimo Cristo de los Mártires, Salvador del mundo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. Santísimo Cristo de los Mártires, ruega por nosotros.

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